Sobre la antiescolástica y la ética hacker

Desde que lancé «Pensando en las musarañas», tres amigas (Malena desde Buenos Aires, Silvia desde Stavanger (Noruega) y Marcela, desde Córdoba) me preguntaron a través de la sección de comentarios del blog, qué quería decir eso de «militante de la antiescolástica» y «la ética hacker» que aparecen en mi presentación. Por otra parte, mi comandante Teresa me mandó a decir desde San Antonio de los Baños, en Cuba, que me dejara de tanta politiquería y contara algo que ya no estuviera todo el mundo cansado de oír, como por ejemplo, algunas de las incontables anécdotas que existen sobre el experimento social y artístico que fue la convivencia en la Escuela de Cine en Cuba, ahora que está por festejar su XX aniversario. Me encantó la idea; así que a pedido «del público», voy a comenzar en este post, juntando una cosa con la otra y ver en lo qué da.

El concepto de antiescolástica no es nuevo (sus orígenes se pueden rastrear hasta la reforma universitaria del 1918 en Córdoba, que después de extendería al resto de América Latina) En esa época, la idea se definía en rebeldía a los antiguos preceptos pedagógicos conservadores tomista-aristotélicos.

El querido maestro Fernando Birri, mi personal-gurú y patriarca del cine latinoamericano, no sólo reformuló el concepto sino que lo puso en práctica con la creación de lo que fue una de las iniciativas culturales mas audaces del siglo XX: «La Escuela de Tres Mundos», como era llamada la Escuela Internacional de Cine y TV de Cuba. El concepto pasó a adquirir entonces una dimensión política, estética y filosófica.

La antiescolástica es una actitud frente al conocimiento, y no una filosofía pedagógica. Asume que la teoría y la práctica caminan juntas, sin jerarquías secuenciales, procurando descubrir cómo desarrollar el talento de cada uno y a partir de ahí cómo relacionar ese talento con la vida. El saber por el saber en sí mismo no sirve de nada si no tiene algún tipo de «capilaridad» con la vida.

La antiescolástica pasa a transitar en el siglo XXI a través de un DNA común con el concepto de ética hacker. El término, acuñado por el finlandés Pekka Himanen, surgió -y fue aplicado originalmente- en las comunidades virtuales o cibercomunidades, aunque ya hace mucho que trascendió ese ámbito.

Según Himanen la ética hacker es una nueva moral que está en contraposición a la ética protestante, que define hace siglos al espíritu predominante en el capitalismo. Según Max Weber (autor justamente del libro llamado «La ética protestante y el espíritu del capitalismo») esa ética protestante está basada en «la laboriosidad diligente, la aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados». La ética hacker, por el contrario, se funda en el valor de la creatividad y la libertad. El dinero deja de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la honestidad».

El concepto de ética hacker continua siendo perfeccionado por otros autores. Agrupaciones hackers (no confundir con los grupos que se dedican a quebrar códigos de seguridad de bancos y tarjetas de crédito, que son llamados erróneamente «hackers» y cuyo nombre correcto es «crackers») dieron lugar a unas configuraciones sociales en red que se caracterizan por su capacidad de generar conocimiento e innovación. Estas configuraciones en red, llamadas «inteligencias-red» presentan unas propiedades sociales basadas en la meritocracia, la concepción pública del conocimiento generado y la redistribución de éste entre los miembros del grupo.

Cualquier persona que participe de una comunidad virtual en la internet, sobre cualquier asunto, ya experimentó de primera mano lo que es la ética hacker. Personas de distintos orígenes y niveles de experiencia intercambian generosamente ideas, se ayudan unos a los otros a resolver problemas técnicos, y circulan informaciones y conocimientos con un grado de solidaridad que no existe normalmente en las comunidades «reales». Los mas experientes ejercen un «liderazgo no-coercitivo» que generalmente es compartido y reciclado con nuevos participantes sin que medie ningún tipo de convalidación formal de autoridad. (el Boletín electrónico Pro@rte Clips, del cual soy editora, es un ejemplo de aplicación colaborativa de la ética hacker, que ya incluye a más de 3500 profesionales y artistas de nuevos medios en distintas partes del mundo)

Por lo menos para mí, descubrir la ética hacker (y adherir a ella) fue como un soplo de aire fresco y una oportunidad de reconciliación con mi «ser» acuario. Mi opinión es que de alguna manera la ética hacker consiguió levantar la bandera y «sacarle el polvito» al ideario humanista y progresista, que hasta hace poco era patrimonio de las ideologías de izquierda. La ética hacker no sólo sintonizó ese ideario con la realidad de la sociedad en este nuevo milenio sino que, al mismo tiempo y en ciertos aspectos, también iluminó aquellos paradigmas idealistas de los antiguos «anarquistas».

Si por lo menos una parte de los dinosaurios marxistas que continúan atrincherados por ahí, reciclando ideas viejas, desistieran de una vez por todas de tratar de explicar la realidad con paradigmas del siglo XIX y calzaran las sandalias de la humildad, quizá sería posible descubrir como esa «ética hacker» podría ayudar a enfrentar los grandes problemas de la humanidad: la injusticia social y la plaga de las guerras.

Aunque por ahora ésto es todavía asunto de ciber-malucos, la buena noticias es que gente como Gilberto Gil, músico de renmobre internacional y Ministro de Cultura de Brasil -un caso raro de alguien en el poder que siempre anda con la «parabólica» orientada para el lado que tiene que estar- dejó hace poco a todo el mundo pasmado al declarar: «sou ministro, sou músico, mas sou sobretudo um hacker, em espírito e em vontade.». Pena que, como dice el dicho popular, «una sola golondrina no hace verano». Más solo por asumirse de la tribu, ya Gil es mi ministro favorito de todos los tiempos. Y hablando de Gil, y para reivindicar que todo tiene que ver con todo…ayer Birri recibió en Brasilia la Ordem do Mérito Cultural de manos de Lula. Otro punto para Gil (y para Orlando, claro) más un merecido reconocimiento para Birri (te mando un besote Fernando, cuando puedas leer este post, que sé que ahora estás abarrotado de mensajes de felicitación). Quien quiera ver más lo de la condecoración de Birri y ver las fotos, puede ir al excelente blog de Zanin)

PD: Ahora, para terminar, voy a decir como García Márquez durante la fundación de la escuela de cine: «se aceptan donaciones» (de posts, claro….) Quien tenga una anécdota interesante para contar -o una foto- que que simbolice o refleje el espíritu de estos XX años de la «escuelita» donde jóvenes de países tan diversos como Bolivia, Vietnam, Gana o la República Arabe Saharaui vivieron y se formaron como cineastas y como personas, que me la mande. (se permite la licencia poética pero ojo que el detector de mentiras lo tiene Teresa, que todo lo vio y «sabe más que pescao frito», como dicen en Venezuela)

Para finalizar este post kilométrico, les comento a los que quieran leer a Pekka en español, que pueden bajar su libro gratuitamente aqui;. Y a los que quieran tener el feeling de lo que fue y es la «Escuela de Tres Mundo» les dejo el video promocional (recuerden que tienen que esperar que el streamming del YouTube cargue para que lo vean sin cortes y en velocidad normal. Aprovechen para ir al baño. El video dura 5min15seg)

[tags] Birri, Himanen, ética hacker, antiescolástica[/tags][flickrs] Birri, Himanen, EICTV, [/flickrs]

ANEXO POST COMENTARIOS:
– Free Software Foundation
– Manuel Castells

– Linus Torvalds
– A hacker manifesto